Que bueno es volver a participar de la vida activa. Trabajo lo suficiente, nada para hacerme trizas, y olgado para el vivir. Participo en conexión con mi cuerpo, que es algo importante. Además me he empezando a reencontrar con los amigos y eso me encanta.
La verdad es que esta ciudad no me desagrada en absoluto, incluso al transantiago le he encontrado el gusto. Mi humor se ha fortalecido bastante con eso de ser una sardina dentro de una pequeña superficie donde todo el mundo tiene esa cara de pocos amigo. He practicado un poco y no es tan dificil lograr una sonrisa en quellos malhumorados. Otros, los menos, se arrugan más y a veces les llega salir vapor por la nariz al no comprender la causa de mi alegría.
Eso es lo que me gusta, causar alegrias en la gente y por eso voy a unirme a Juan Mann y a mi padre a abrazar al mundo.
Recuerden que todos podemos hacer la diferencia con pequeñas cosas. Es cliche pero real y necsario, así no se ve tan lejana la posibilidad de cambiar el mundo. Es importante darse el tiempo de observar a la gente y el entorno en que nos desarrollamos cada día.
Esta chiquitita es una esperanza de que uno puede hacer algo
(Antu: niña preciosa y sobrina).
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